Cuanto mayor es la carga tributaria, menor es la creación de nuevos emprendimientos formales y la supervivencia de las empresas existentes
Cuanto mayor es la carga tributaria, menor es la creación de nuevos emprendimientos formales y la supervivencia de las empresas existentes. Esta relación es sustentada por la evidencia empírica internacional y se observa también para Argentina.
En los casos en que la iniciativa privada no resulta la consecuencia de un “auto-empleo” forzado, la elección de los potenciales emprendedores es entre la creación de su propia empresa o el trabajo en relación de dependencia. A su vez, el nuevo negocio puede iniciarse en el sector formal o informal. En esto inciden los beneficios de la formalidad versus sus costos. Entre estos, no sólo se incluye lo concerniente al start-up, sino en especial la carga tributaria posterior.
Los costos laborales representan en Argentina el 30% de las ganancias comerciales, mientras que en Chile sólo suman el 5%, en Perú 11% y en Colombia 19% (dato 2016, Banco Mundial). A su vez, la diferencia entre lo que percibe en mano de salario un trabajador en relación a lo que paga por él su empleador (término “cuña fiscal”) era a 2013 del 35% en Argentina, 23% Chile, 18% Perú y 30% Colombia (en base a OECD).
Asimismo, de acuerdo a la información del Banco Mundial, se observa para Argentina el nacimiento de sociedades formales más bajo de la Sudamérica, 2.326 habitantes por cada nueva, mientras que en Chile 1cada 125, Perú cada 410 y Colombia cada 500. A su vez, país como México que no presenta una muy buena tasa de natalidad (una sociedad formal -de capital o mixta- cada 1.064 habitantes en edad económicamente activa) también presenta una relativamente elevada presión tributaria laboral (26% de las ganancias comerciales) y una cuña fiscal del 27%.
En síntesis, la correlación entre presión tributaria y crecimiento de la formalidad empresarial es positiva.
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